sábado, 11 de junio de 2011

Su Majestad es-coja...


Cuenta la leyenda... una anécdota que aconteció muchos años ha, y que tiene como protagonista a Don Francisco de Quevedo, fámoso personaje, que destacaba, entre otras cosas, a parte de sus quehaceres literarios, por su sentido del humor y su sarcasmo...
La cuestión es que, la corte real a la que el pertenecía (pues por esos tiempos tengo entendido que la poesía era cosa del disfrute de los nobles), era ni más ni menos que la de la reina Isabel "La Católica"... que al parecer, no estaba muy "católica" del todo, y, entre otras cosas, cojeaba un poquito.
Tal cosa era tema tabú, y nadie se atrevía a comentar ni a hacer ningún tipo de alusión al tema, por temor a ser castigado por la reina, que no consentía pues que nada ni nadie le recordaran que tenía aquel pequeño "defectillo" en el andar.
El Sr. Quevedo, que se ve que tenía un par, propuso en una ocasión el siguiente reto:  Aseguró que el sería capaz de decirle a la Reina, en su propia cara, que esta era coja... pero no una vez, no, sino DOS...
Evidentemente, nadie podía creer que esto fuera posible, al menos, no sin recibir inmediatamente después un solemne castigo, que no creian que el Sr. Quevedo deseara...
Pero Don Francisco de Quevedo aseguró que esto era posible, y cito a los presentes para el dia siguiente, que nada más y nada menos era el dia del aniversario de su alteza, momento en que leería unos nuevos poemas ante la reina, y llevaría a cabo también el tan atrevido acto que se había propuesto...
Así que el dia siguiente llegó, y estando ya todo el mundo reunido ante la reina, esperando a que Don Francisco de Quevedo llegara para recitar sus poemas, este se presentó, y lo primero que hizo fue ordenar que dos sirvientes depositaran, a modo de regalo para su reina, dos enormes ramos de flores, uno de claveles, y otro de rosas, a ambos lados del trono de su majestad.
Francisco de Quevedo, con toda solemnidad procedió:
       - En este dia tan señalado, su majestad, humildemente me propongo colmar mi deseo de halagaros, con estos hermosos ramos de flores... Pero me preguntaba, alteza, cuál de los dos sería más de su agrado... y no encontré respuesta.  Así que... "Entre el clavel y la rosa, Su Majestad es-coja... entre la rosa y el clavel, es-coja Doña Isabel...".
        Todo el mundo se quedó de piedra. Y no sábría decir cuál de los dos ramos escogió la reina. Pero lo cierto, es que uno de los dos escogió, y Don Francisco de Quevedo leyó luego sus poemas... Y había llevado a cabo su reto, saliendo ileso, había dicho por DOS veces, y delante de su cara, a la reina, que esta era coja. Me parece increible tal demostración de ingenio. Simplemente genial.

(esta anécdota la contó una vez en clase un profesor, siendo yo bastante pequeño, no sé si era en 3º o 4º de EGB, o era 6º, o si fue en el instituto, o si digo la verdad, ya no me acuerdo cuando fue, ni donde, ni quien la contó, pero lo cierto es que se me quedó grabada... quizá me he tenido que inventar alguna cosilla para explicar la historia -quizá realmente no era la reina Isabel La Católica, ni esta era coja-, pero lo esencial, que es lo que realmente tiene la miga, sí que más o menos ocurrió así).

Espero que os haya gustado.
    

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